Durante la epidemia de polio de la década de 1950, se utilizaron tanques de hidroterapia de acero inoxidable, conocidos como tanques Hubbard, como método de rehabilitación para niños paralizados por la enfermedad. Considerados para mejorar la circulación y fortalecer los músculos, el tratamiento consistía en sumergir al paciente en agua tibia hasta el cuello. La combinación de chorros de agua, flotabilidad y calor les ayudaba a mover las extremidades débiles o paralizadas con mayor facilidad y menos dolor. A medida que disminuyeron las tasas de polio y surgieron nuevos métodos de rehabilitación, el uso de tanques de hidroterapia disminuyó gradualmente después de la década de 1950.

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