domingo, 9 de octubre de 2016

A que te planto una rampa

Construyen un acceso a un edificio para personas con movilidad reducida que tapona la entrada a los vecinos del inmueble contiguo

 

La rampa de la discordia pasa a escasos centímetros de la entrada de otro edificio. / DM
 
 Esta información podría estar vacía de palabras, porque la foto chirría a tal volumen que no necesita ni pie. Se ve una rampa enorme, de estética dudosa, que se intuye que se ha construido porque hay gente que la necesita para entrar en su casa. Pero a la izquierda se ve un triste portero automático, que pertenece al edificio contiguo cuyo portal ha quedado parapetado tras la estupenda mole de hormigón en pendiente que favorece la accesibilidad de personas con movilidad reducida... al de al lado. Paradojas del urbanismo, el derecho a la accesibilidad de unos ha cortado el simple acceso de los otros

Esta rampa se ha construido en una comunidad de vecinos de la calle Cardenal Herrera Oria, en el barrio de Cazoña. Lleva en obras desde agosto y cuenta con todas las licencias, proyectos y permisos que obliga la ley. "Avanti", dijeron las autoridades a los promotores de la rampa, que fue creciendo hasta medir ni más ni menos que 16 metros de largo, toda una ruta para llegar cómodamente con sillas de ruedas o carritos de bebé hasta el portal viendo cómo los otros tienen que saltar malamente por encima para entrar o salir de su casa.

Esto es lo que hay sin hurgar más allá. Los vecinos perjudicados se han puesto en contacto con este periódico para denunciar "la vergüenza de una inquina", que así califican la obra que emprendieron sus compañeros de patio. Aunque la utilidad de ese elemento se presuponía que era mejorar la accesibilidad, los residentes del otro edificio dicen que a medida que avanzaba la obra "resultaba más evidente" que lo que querían era "perjudicar" a la comunidad colindante.

A ver. Lo cierto es que la obra ha sido bendecida por las autoridades. Primero, por los técnicos del Centro de Accesibilidad del ICASS (Instituto Cántabro de Servicios Sociales), que ofrecieron a los solicitantes de la rampa tres alternativas distintas, una más recta, otra con más ángulo... Tenían libertad para elegir una y justo escogieron esa, la que tapona esa entrada. Después, el Ayuntamiento de Santander hizo un informe favorable a la construcción de esa rampa en concreto y concedió la licencia.

Hay que tener en cuenta que las licencias de obra se conceden "sin perjuicio de terceros y salvo derecho de propiedad", explican desde el Consistorio de Santander. Esto es, que el permiso lo que verifica es que se cumplen los criterios urbanísticos sin entrar en otras cuestiones. Y en este caso concreto, los técnicos municipales consideraron que tal rampa está bien hecha si se observan los criterios de accesibilidad y, además, contaba ya con el respaldo de un proyecto firmado por los expertos del ICASS.

Es que además la rampa se erige sobre un patio interior que es privado, y así consta en el catastro, que pertenece al edificio que la ha solicitado (pongamos casa A). Años después, se construyó el otro inmueble (casa B), que, a saber por qué, tiene uno de los accesos -porque existe otra puerta- por ese patio primigenio.

La argamasa de la mole en cuesta oculta por tanto unas discrepancias entre dos comunidades de vecinos, la pionera y la novata. El patio es mío y yo pago el mantenimiento, pero yo tengo una puerta ahí... A que te planto una rampa.

La rampa, desde otra perspectiva. / DM


 

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