miércoles, 14 de julio de 2010
¿Disfrutando de las fiestas? No, ¡Sufriéndolas!
Las fiestas patronales o del pueblo no son para que las disfruten todas las personas por igual, hay un sector de la población, no solo no las disfrutan, sino que las sufren (también se puede aplicar esto a las fiestas navideñas, Semana Santa, días de elecciones, conciertos, partidos de fútbol, o acontecimientos en que participan las personas de forma masiva).
No estoy en contra de los acontecimientos festivos ni que la gente se divierta, estoy en contra de las personas que para disfrutar necesitan fastidiar a los demás, por negligencia, dejadez, no pensar que viven en sociedad. Unos pequeños gestos pueden trastocar la vida de muchas personas y hacerla aún más difícil. Lo mismo que interiorizamos acciones como lógicas y cívicas (No dejar el coche en mitad de la carretera, entradas de garajes, tapando una puerta, etc.), deberíamos hacer lo mismo con situaciones como dejar el coche atravesado en la acera, en mitad de los pasos de peatones, obstaculizando rebajes, etc.
Todo esto viene a cuento del día de inauguración de las fiestas, que por una aprehensión personal, no me gustan los tumultos, y huyendo de ellos en dirección a casa, me encuentro las dos aceras y pasos de peatones obstruidos por coches (no mal puestos sin hacer mal a nadie, sino en mitad, mitad), de tal forma que es imposible pasar, ni rodear, ni cambiar de acera, y desgraciadamente con las sillas eléctricas no podemos bajar el bordillo a la carretera y rodear un coche. Llegado a este punto decido llamar a la Policía Municipal, y cual es mi sorpresa al decirme que están desbordados y no pueden atenderme y en todo caso, cuando tengan un hueco mandaran un patrulla. . . tras más de media hora larga decido llamar otra vez y obtengo la misma contestación y esta vez con un tono reprensivo (si está bien escrito).
Así que esto me lleva a sacar varias conclusiones:
-Lo primero de todo es culpa mía en no ser previsor y llevar un saco de dormir para eventualidades de este tipo (y hacer noche en la acera)
-Me pregunto cuales son las prioridades, si atender las fanfarrias o a las personas, por que no se me pregunto mi urgencia (medicación urgente, apretón, estar retenido en contra de mi voluntad, etc., etc.) Si te quedas encerrado en un ascensor, ¿se considera emergencia?, pues eso me ocurre, pero con aire y hay días que incluso con agua (lluvia)
-Si decido ir por mitad de la carretera y me ocurre algo, quién se hace responsable (seguro que habrá el que diga “menudo inconsciente”).
-El ir por mitad de la carretera implica exponerte a accidentes o ralentizar el tráfico ¡seguro que se me acusa de alteración del orden u obstrucción al tráfico!
-Si esto ocurrió por la tarde no quiero ni pensar (y menos comprobar) que será por las noches o en actos más celebrados.
Ya desesperado (pues no me consta que a fecha de hoy hayan atendido mi demanda) decido exponer mi integridad física y saltar el bordillo de acera a la carretera (desde ese día los rodamientos de mi silla hacen un ruidito sospechoso) y por fin llegue a casa con una enorme frustración y con la conclusión de estamos excluidos de los acontecimientos sociales.
A los que alegan que hay que sacrificarse por el bienestar de las mayorías, les digo: ¡visto así!, y sí sumamos los discapacitados, personas mayores, inhabilitados provisionalmente (por enfermedad, accidentes, etc), madres con carritos de niño, seríamos probablemente mas numerosos y habría que como poco tenernos en cuenta.
Y a los que dicen que nos quejamos por todo. . . ¡Perdón por respirar!
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