lunes, 27 de septiembre de 2010

A VUELTAS CON LAS OBRAS


Y en el sentido más estricto de la palabra. Cada vez que se inicia una nueva obra, un sector de la población tiene que, en el mejor de los casos, dar un gran rodeo para esquivarla, y en el peor, quedarse en casa sin poder salir.
Hay veces que inutilizan rebajes de acera pudiendo salvarlos sin causarles ningún prejuicio a su labor y la acera contraría es completamente impracticable, esto lo podría demostrar si las personas que planifican tuviesen el más mínimo interés.
Veréis, como dije en el anterior post, son necesarias, pero creo que éstas son compatibles con el normal funcionamiento de la ciudad. Os pongo un ejemplo: Se está acometiendo una obra en mitad de una acera; una persona que anda, al llegar a este punto, baja de la acera y rodea la obra o pasa a la contraria. Una persona en silla de ruedas no puede hacer esta maniobra y en muchísimas ocasiones tampoco tiene ningún paso para acceder a la contraria. La solución pasaría por echar un pegote de cemento haciendo ángulo o chaflán antes y después de la obra. Y ésta solución, aunque un poco precaria, bastaría de forma provisional para salir del paso, a veces una simple plancha de metal para salvar una zanja.
Esto mismo se les ha explicado en diversas ocasiones a los ediles del área y a los técnicos de turno y lo han dado por bueno. Pero cada vez que se acomete una nueva obra ¡vuelta a empezar!
Nosotros como afectados tenemos que estar todo el día haciendo de vigilantes para poder subsanar estos desmanes y aceptamos que parte de esta historia cuente con nuestra implicación, pero recordarles a estos señores, que ellos han sido contratados y se les paga por ello y que éste es su cometido, además de planificar por anticipado, cosa que dudo, y prevenir males mayores.
Hay discapacita@s que tienen que ir a trabajar, a la Universidad, a comprar para poder comer o simplemente para pasear o hacer vida social, pero por estos despistes de algunas personas nos hacen la vida “un poquito más difícil”.
Acaso harían lo mismo acometiendo una obra y cerrando las calles en todas sus direcciones, dejando a las personas incomunicadas. ¡En que cabeza cabe!
¿Por qué entonces nuestras vidas tienen menos valor?

3 comentarios:

  1. Como siempre Andoni tiene razón. No puede ser de otra manera, es uno de los afectados, al igual que yo, usuaria en silla de ruedas. A tod@s que sean "víctimas" de estas situaciones, ANIMARIA a que se sumen a estas denucias. A ver si entre tod@s logramos que se resuelvan estas injusticias.

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  2. No se porque motivo pero primero hay que imaginar, hay que construir con la imaginación, es necesario tener una idea, un objetivo que nos haga ver, comprender, sentir, disfrutar, empatizar, andar en conjunto, contruir un pueblo sin límites para pasear, sin límites para ir a una farmacia, a la compra diaria, al banco, a tomar una copa, a visitar un amigo, seria estupendo un Santurtzi sin muros.
    IMAGINEMOSLO, si conseguimos que santurtzi imagine, no hara falta luchar.

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  3. La imaginación al poder
    Gracias, Tello

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