lunes, 24 de enero de 2011

Un día ¡como otro cualquiera! ¡Vaya, lo normal!


Hay días especialmente difíciles, especialmente cuando ni tu voluntad, ni tu estado anímico interferís en los acontecimientos que en el se desarrollan. Son especialmente difíciles cuando comprendes que los acontecimientos que se producen son cuando menos de fácil solución y los que los complican se desentienden deliberadamente, pues se sienten impunes y ajenos al sentir del resto de personas.
Esta mañana, como cualquier otra mañana, salgo de casa con la intención de realizar unos recados, despejar mi cabeza y recobrar un poco de energía, que el frió y los problemas propios de la enfermedad, se empeñan en quitarme. Consciente de la situación urbanística puntual y la acometida de obras que se realizan en determinados trayectos, opto por esquivar la calle que se, es impracticable, y decido tomar una alternativa. Mi sorpresa es superlativa cuando veo que la única elección posible también se encuentra cortada por obras, y en las dos aceras de forma simultanea, mi indignación es máxima y tras despotricar lo indecible, decido encarar la situación, y exponiendo mi integridad física me echo a la carretera (es que tampoco tenía otra posibilidad) y acudir a la cabeza máxima, la alcaldía. Ya a la entrada coincido con un edil, al cual le explico la situación y este a su vez me coordina con el responsable de área (en este caso obras y urbanismo). También le explico es problema y los despropósitos que se cometen contra las personas que tienen reducida la movilidad. Tras una larga charla me voy con la promesa de que solucionara la situación. Ya arruinada la mañana y con la penosa sensación de malestar por la falta de civismo decido volver a casa improvisando y haciendo equilibrios, pues si existía algún rincón o resquicio por donde pasar, siempre se adelanta algún desconsiderado y hecha por tierra tus planes, minando los pocos ánimos que quedaban.
Esta claro que nuestros tiempos no se miden como el del “resto de personas” (nos despersonalizo pues considero que no se nos trata como tal), que no puedes hacer ningún tipo de plan, porque siempre estamos en manos de lo que decidan por nosotros (por donde ir, a donde, en que) en fin, se que me repito (también el ajo y nadie le pone pegas) pero también hay gente que tiene la memoria muy frágil, y mi cometido es recordarles que existe un departamento que se llama igualdad de oportunidades, y si no que lo quiten

Andoni Moreno

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