Tras lograr la reforma del Gran Teatro exigirá en el Senado que haya itinerarios accesibles
Javier García en una de las calles del Casco - ROLDÁN SERRANO
A sus cincuenta años largos Javier, Pepi, Manuel y Loli saben lo que es tener que miccionar con la puerta abierta de un baño público o
entrar a una habitación de hotel «adaptada» por el montacargas desde las cocinas.
Ir a una sucursal de Iberdrola a preguntar por una factura y que te
tengan que atender en la puerta de la calle, frente al Ayuntamiento de
Córdoba, porque
la silla en la que van sentados no puede sortear dos escalones.
De los 14 grandes templos de Córdoba sólo 3 son accesibles. «¿Por qué
para los pasos de Semana Santa sí ponen rampas y para nosotros no?», se
preguntan. Estos cuatro cordobeses que desbordan energía pese a
los coletazos que le ha dejado la poliomielitis de los años 60 forman parte de la asociación
Cota Cero. Ni diez centímetros, ni cinco, cero, a ras de suelo. Ésa es su lucha.
En un paseo que parte desde
Capitulares, que apenas lleva dos años abierta tras la gran reforma, lo primero que se encuentran es que
la rampa de acceso al Ayuntamiento se entremezcla con los escalones del mismo color. Hace unos meses una pesona con una gran discapacidad física, atada a su silla de ruedas, cayó rodando por los escalones,
al no tener «contraste cromático» como marca la norma 293/2009 de la Junta de Andalucía de accesibilidad.
Javier García es uno de los miembros de la ejecutiva nacional de Cota Cero,
una asociación creada en 2016 pero que comenzó su andadura años antes.
Su empeño y el de fiscal cordobés Fernando Santos, coordinador andaluz
de discapacidad, ha logrado entre otras obras
la adaptación en 2010 del Centro de Poniente inaugurado por Ocaña y la
gran reforma de accesos al Gran Teatro, que ha costado 500.000 euros.
Javier intervendrá próximamente en el Senado para exponer las necesidades y vicisitudes que tienen que atravesar diariamente.
Manuel sube por San Pablo a escasos centímetros del autobús ROLDÁN SERRANO
A nivel local, la asociación leyó un comunicado en el último Pleno del Ayuntamiento de Córdoba con una declaración institucional por la accesibilidad.
Cota Cero asegura que hay buena voluntad pero no hechos. El Plan de
Accesibilidad que se aprobó en Pleno en julio de 2016 aún no se ha
puesto en marcha. Una accesibilidad que es imprescindible para el 10 por
ciento de la población; necesaria para el 40 por ciento y beneficiosa
para el cien por cien de la población, como expone este miembro del
comité nacional. Cota Cero es independiente, no quiere subvenciones
públicas porque no se quiere sentir atada. Sus asociados son libres y mueven a miles de personas con discapacidad física en España a través de las redes sociales.
Hace año y medio el Ayuntamiento recibió 15 propuestas para mejorar la
accesibilidad en los barrios, pero las medias que eran tomadas como
«urgentes» tardaron 18 meses en llegar y algunas de ellas aún están por
resolver.
Cuando el paseo con los cuatro vecinos en silla de
ruedas va de Capitulares para bajar por la Espartería la cosa se
complica. Lo primero es buscar el trozo de rampa que llega hasta el
empedrado. Lo segundo, cortar el tráfico. Las aceras no son
suficientemente anchas para las sillas de ruedas y toca jugarse la vida
por la calzada.
Loli en la plaza de la Magdalena, en un callejón sin salida - ROLDÁN SERRANO
Hay
lugares privilegiados para la arquitectura y accesibilidad como en San
Basilio, pero son los menos. En ese mismo barrio, la Fiesta de los
Patios premia a recintos que ni siquiera ponen rampa o tienen acceso a
personas que van en silla de ruedas. «¿Por qué el Ayuntamiento con mis
impuesto premia a un patio con 3.000 euros si no tiene accesibilidad?»,
pregunta Pepi con una sinceridad desbordante. En otras ocasiones, como
apunta Manuel Sánchez -un experto aventurero- que diseña vías verdes
para que puedan hacerse en silla de ruedas, «después de una rampa te
encuentras 25 o 30 escalones. En ese punto ¿Qué hago? ¿Me convierto en
Spiderman?». Hasta ahora el Ayuntamiento actúa a salto de mata, una
actitud que el acuerdo marco de accesibilidad lo desaconseja totalmente.
Según Cota Cero, los aspectos hay que abordarlos con perspectiva
global. «Lo que hay que buscar son itinerarios peatonales accesibles»,
reitera Javier, quien recuerda que obras «ad hoc» están en contra de lo
que marca la Comisión Europea. La accesibilidad es mucho más que poner
una rampa o puerta corredera para que pueda acceder una persona en silla
de ruedas. La altura de un contenedor de basura o la domótica en una
vivienda son imprescindibles para estos jubilados, que en su mayoría, se
desplaza sobre dos ruedas.
Ir al médico, para Manuel, que vive en
el Polígono Guadalquivir era hasta hace poco jugarse la vida en la
carretera hasta que el defensor del pueblo le dio la razón. «Todo es a
golpe de denuncia a la Fiscalía o al defensor del Pueblo», señala este
deportista nato.
«No queremos una alfombra roja para pasar, sólo
poder pasar sin dar rodeos de manzanas enteras», reiteran. Los
monumentos son otras de las asignaturas pendientes. Muchos de ellos no
conocen el Alcázar. «Entendemos que hay zonas del Patrimonio Histórico inaccesibles
pero otras que sí lo podrían ser. Las situaciones que se dan son tan
kafkianas como perderse un funeral porque el autobús de línea que le
lleva de Córdoba a un municipio de la provincia hay que avisarlo con 24
horas de antelación para que el que venga sea adaptado ¿Cómo voy a saber yo que mi primo se iba a morir 24 horas antes?», cuenta Pepi.
https://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/sevi-discapacitados-exigen-ayuntamiento-cordoba-ejecutar-plan-accesibilidad-2016-201812232325_noticia.html?fbclid=IwAR1uu_O2ms1OLbGXwuEvaGjGEdSGIYBDgPjH4CRNQ0PvSUlarPvdhg7MhQQ%23ns_campaign=rrss-inducido&ns_mchannel=undefined&ns_source=fb&ns_linkname=undefined&ns_fee=0
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