viernes, 10 de enero de 2020

No podemos normalizar la imagen de Echenique en medio del Congreso

Es necesario que se hagan las remodelaciones que convengan para que todos y todas las diputadas ocupen los mismos espacios, porque estar en medio de la sala no es normalizador. Es más, si esta situación se prolonga, será la excusa perfecta para los que alimentan la idea de segregación por activa o simplemente porque no hacen el trabajo que tienen que hacer para evitar que esto suceda

 

Pablo Echenique seu al nivell inferior de l’hemicicle, en l’espai que queda entre els taquígrafs i la filera d’escons on seuen els ministres | Congreso


Los últimos días hemos vivido muchas imágenes intensas en el Congreso. Una de estas, sin embargo, no debería pasar por alto: Echenique ocupando un espacio que no está destinado a los diputados y diputadas.

Las personas con diversidad funcional habitualmente deben ocupar espacios y hacer acciones fuera de los lugares y las formas normalizadas y sin igualdad de oportunidades. En los cines tienen que ver películas desde la primera fila, donde nadie quiere ir; en algunos estadios deportivos sólo pueden acceder a la zona de juego, sin poder sentarse en la grada con la compañía de quien ellos han elegido; en el metro deben pasar por puertas ‘especiales’ y pedir permiso para entrar presionando un botón de emergencia para que los abran; y en muchos establecimientos deben hacer uso de los aseos que también sirven como almacén.

Incluso hay quien prefiere universalizar la idea de que los niños y niñas con discapacidad deben ir sí o sí a una escuela ‘especial’ y que no es posible tener escuelas para todos. También hay quien piensa que la mejor idea es que haya espacios laborales exclusivos para las personas con diversidad funcional como única posibilidad laboral y, ya que estamos profundizando en la idea de segregación, también hay lobbies que apostarían por generar macroresidencias para que vivieran todas las personas con discapacidad física bien apartadas de la posibilidad de una vida digna, normalizada y elegida por ellas.

Desafortunadamente muchas de estas ideas aún están impregnadas en nuestro país, a pesar de haber dado pasos importantes en materia de accesibilidad y de normalización de la diversidad humana. Pero los marcos legislativos dejan bien clara la idea de que un sitio accesible es aquel que conlleva una situación, entre otras características, lo más normalizada posible.

Así que, volviendo al Congreso, deben hacerse las remodelaciones que convengan para que todos y todas las diputadas ocupen los mismos espacios. Porque estar en medio de la sala no es normalizador. Es más, si esta situación se prolonga, será la excusa perfecta para los que alimentan la idea de segregación por activa o simplemente porque no hacen el trabajo que tienen que hacer para evitar que esto suceda.

Estar unos años de manera constante con un plano televisivo como el que hemos visto normalizará el hecho de que no se hayan hecho suficientemente cómodos y accesibles los escaños para que cualquier persona, sea cual sea su manera de funcionar, realmente pueda llegar a ser diputado en el Congreso y ejercer su labor de manera realmente normalizada y en igualdad de oportunidades.

Todo ello es muy simbólico. Y no sólo ocurre en este caso. A lo largo de los años he asistido a espacios donde participaban estudiantes universitarios con discapacidad y una de las quejas habituales es que no pueden acceder a las tarimas de las aulas. Porque ese es un espacio de privilegio para los oradores, para las personas que saben y que se dirigirán al resto de la clase, pero sólo si funcionan de una manera determinada y tienen la habilidad física de subir a la tarima. El resto, las personas con diversidad funcional, deben conformarse con un espacio más bajo y metafóricamente bien segregador.

Personalmente he llegado a presentar un libro sobre accesibilidad en la universidad en un espacio donde la coordinadora del libro no pudo dirigirse de forma normalizada a los asistentes, porque que la megafonía sólo se encontraba en una tarima segregadora de cuerpos no normativos. También he presenciado presentaciones de manuales sobre accesibilidad que tampoco tuvieron en cuenta todas las personas a la hora de preparar el acto; he vivido presentaciones de formaciones sobre discapacidad que se hacían en espacios no accesibles; y he visto como el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona promueve actividades en espacios que no son accesibles, a pesar de que técnicamente sea viable que lo sean y pese a las advertencias que les hacen por ser cómplices de la situación excluyente en pleno siglo XXI.

Incluso he visto luchar desde su juramento del cargo a la ex senadora Virginia Felipe, imagen que dio la vuelta al mundo como una de las más emocionantes que se ha dado en el Senado. Y después de ese día continuó la lucha para que todas las personas con diversidad funcional puedan tener una vida normalizada, con igualdad de oportunidades y sin tener que pedir permiso para cualquier acción de su vida cotidiana.

Sra. Batet y Sr. Iglesias, lo que sucede en un lugar como el del Congreso tiene un impacto en la mirada de millones de personas. Y si vemos, durante años, una persona con discapacidad en un espacio segregado normalizaremos y tendremos el argumento y excusa perfectas para que la gente piense que este trato es ‘normal’ y aceptable.

Óscar Martínez Rivera
Professor d'educació social i treball social

http://catalunyaplural.cat/es/no-podemos-normalizar-la-imagen-de-echenique-en-medio-del-congreso/

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