El mundo enfrenta una situación extraordinaria de brotes de virus de poliomielitis con riesgo de transmisión transfronteriza.
En una reunión celebrada en Ginebra, Suiza, a finales de 2019, expertos del organismo coincidieron en que el riesgo de propagación de esta enfermedad infecciosa que ataca la médula espinal y provoca atrofia muscular y parálisis sigue siendo una emergencia de salud pública de preocupación internacional.
Señalaron que el progreso de los pasados años se está revirtiendo principalmente a causa de la epidemia en Pakistán, que se extendió a Irán y a Afganistán; además de la trasmisión de otra cepa del virus de Nigeria a Chad, Costa de Marfil, Togo, Filipinas y Malasia.
“La rápida aparición de múltiples cepas en varios países no tiene precedentes, es muy preocupante y aún no se entiende completamente”, consignaron los expertos en un comunicado.
También expresaron especial preocupación por el significativo aumento de los casos del poliovirus salvaje 1 (WPVI), una de las tres cepas que deben ser eliminadas. Detallaron que mientras en 2018 hubo 28 casos, a mediados de diciembre de 2019 se registraron 113, “sin un éxito significativo aún para revertir esta tendencia”.
Frente a este escenario, la OMS destacó la necesidad de los “esfuerzos continuos” para abordar la enfermedad viral que afecta principalmente a menores de cinco años de edad. A los gobernantes de los países afectados pidió que declaren, si no lo han hecho, que la interrupción del virus de la polio sea una emergencia de salud nacional y que se aseguren de que toda la población y visitantes reciban una dosis de la vacuna oral.
Recomendaron asimismo intensificar la coordinación para aumentar la cobertura de vacunación de las personas que viajan y cruzan regularmente las fronteras y para mejorar el monitoreo de la calidad de la vacunación en los puntos de tránsito, así como el seguimiento de los viajeros no vacunados.
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