miércoles, 13 de mayo de 2020

Aquel otro virus devastador

A lo largo de esta larga cuarentena y de toda la crisis de la Covid-19 me he acordado mucho, mucho, de las personas que sufrieron la polio, que todavía la sufren porque cargan con las secuelas invalidantes de por vida. Fue una pandemia causada por un virus, hoy prácticamente ya erradicado en el mundo entero, que afectó, sobre todo, a niños y que les provocó graves y dolorosas discapacidades. Es una generación que sufrió la poliomielitis cuando la vacuna ya existía desde hace más de una década, pero por políticas sanitarias, causas económicas u otros laberintos administrativos no les llegó.

Ahora que el mundo entero vive pendiente de otra ansiada vacuna, que nos inmunice contra el temido coronavirus, me siento todavía más cerca de ese colectivo. Son unos 40.000 afectados actualmente en España, que no tuvieron acceso a la inmunización. Traslado a nuestros días aquella realidad y trato de imaginar la impotencia y la feroz revuelta que provocaría el reparto selectivo de una vacuna que salvase a unos y condenase a otros. Pero eso pasó y no hace tanto, las víctimas todavía padecen las secuelas y un poco estudiado Síndrome Post Polio, que, como fue entonces, también les regatea tratamientos y apoyos a su realidad re-incapacitante.

Aquellas familias sufrieron una epidemia provocada por un virus devastador que veían como sus niños enfermaban y el virus entraba en el organismo, subía por la médula espinal y afectaba a las meninges y paralizaba las extremidades inferiores. Terribles dolores, operaciones con escaso respaldo científico… Aquellos niños eran víctimas, además, de tratamientos experimentales e improvisaciones.

En estos días, el coronavirus nos somete a una amenaza que podría tener sus paralelismos, la diferencia es que aquí los amenazados somos todos, no hay exclusión ni marginación porque la amenaza es global y la exclusión es más difícil. De aquella crisis sanitaria a esta deberíamos –ahora, más que nunca–, tender puentes para tener mayor empatía, mayor sensibilidad con quienes llevan décadas sufriendo otra devastación causada por un virus y agravada por negligencias políticas. De ambas crisis de salud pública deberíamos aprender y mantener firmemente el acceso a una salud que sea eso pública y universal y se blinde como un derecho incuestionable para que cuando lleguen tratamientos y vacunas lleguen para todas las personas.

Inma Muro,
Periodista.

http://polioassociats.cat/blog/?fbclid=IwAR0Ga6bJLL81JIiBDfXsZRU7m-Rgg2V-yBpmm-5G7i8LMJu8pUP0lULR95E

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