miércoles, 15 de septiembre de 2021

Los “niños de la polio”: por qué el Gobierno quiere reconocerlos en la Ley de Memoria Democrática

La poliomielitis es una enfermedad infecciosa que afectó, aproximadamente, a más de 20.000 personas en España entre los años 1950 y 1963, según los datos del Instituto de Salud Carlos III

Consulta médica de polio Martin Santos Yuber. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid

Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación por WhatsApp (+34 627 28 08 15) sobre la supuesta decisión del Gobierno de investigar la epidemia de polio vivida por España durante el franquismo. Varios mensajes señalan que el Ejecutivo va a impulsar una revisión de una “crisis sanitaria de hace 70 años”. Estos contenidos hacen referencia a la Ley de Memoria Democrática, con la que el Gobierno de Pedro Sánchez ha propuesto otorgar un “reconocimiento institucional y moral” a las personas que contrajeron esta enfermedad durante la dictadura. Os lo explicamos.

La poliomielitis es una enfermedad infecciosa que afectó, aproximadamente, a más de 20.000 personas en España entre los años 1950 y 1963, según los datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), aunque nunca se llevó a cabo un registro oficial. La mayoría de los enfermos fueron niños, que acabaron desarrollando afectaciones como la reducción de la movilidad y la parálisis. 

Ahora, tal y como se desprende del borrador de la Ley de Memoria Democrática, publicado en el Boletín Oficial de las Cortes Generales el pasado 30 de agosto, el Gobierno quiere reconocer a estas personas. Además, también se compromete a “promover investigaciones y estudios” sobre la pandemia.

La propuesta del Gobierno

El Gobierno de Pedro Sánchez ha propuesto, en la disposición undécima de su borrador de la Ley de Memoria Democrática, otorgar un “reconocimiento institucional y moral” a todas  las “personas afectadas por la polio, efectos tardíos de la polio y pospolio”, algo que las asociaciones de afectados por esta enfermedad llevaban tiempo solicitando.

“En reconocimiento del sufrimiento padecido por las personas que fueron afectadas por el poliovirus durante la pandemia que asoló a España a partir de los años cincuenta del siglo XX, el Gobierno promoverá investigaciones y estudios que esclarezcan la verdad de lo acaecido respecto de la expansión de la epidemia durante la dictadura franquista”, establece la disposición adicional undécima el borrador de la norma. 

El texto también recoge el reconocimiento de otros colectivos perjudicados durante la dictadura. Algunos ejemplos son el pueblo gitano (disposición adicional duodécima) o las mujeres (artículos 11 y 46). 

Todo esto se enmarca dentro de la disposición general segunda del borrador, que establece como objeto de la ley “el reconocimiento de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual”.

El reconocimiento será moral, no compensatorio

Eduardo Ranz Alonso, jurista experto en Memoria Histórica, señala a Newtral.es que la redacción del borrador sugiere que el reconocimiento se limitará a alguna especie de “certificado”, al que los receptores tendrán acceso tras “acreditar su situación clínica”. Es un caso similar a los certificados de reparación otorgados a familiares de aquellas personas que sufrieron la represión franquista, un reconocimiento recogido en la Ley de Memoria Histórica de 2007.

“Lo normal es que este reconocimiento se otorgue a afectados y a descendientes de primer y segundo grado”, explica el jurista. Ahora bien, Ranz Alonso apunta que antes de lograr este reconocimiento el colectivo “debe acreditar que la ocultación de la polio por parte del franquismo fue por motivos políticos”.

La polio durante el franquismo

Los casos de polio alcanzaron un “carácter epidémico” en España al inicio de los años 50 del siglo XX, según explica a Newtral.es la doctora en Medicina y catedrática de Historia de la Ciencia Maria Isabel Porras Gallo. La primera campaña nacional de vacunación, para la que se utilizó la vacuna oral de Albert Sabin, se llevó a cabo entre 1963 y 1964, pese a que esta estaba disponible desde 1957. Otra vacuna, la inyectable de Jonas Salk, existía desde 1954.

“Hay dificultad para calcular la cifra exacta de afectados porque no hubo un registro estadístico de los casos de polio producidos”, lamenta la doctora. Según los datos del ISCIII, entre 1959 y 1963 se registraron 20.204 casos. Ese último año se detectaron más de 1.900. En 1965, cuando la campaña de inmunización ya estaba avanzada, descendieron hasta los 62.

No obstante, la doctora en Ciencias de la Salud, María Victoria Caballero, que ha investigado la salud y la medicina durante el franquismo, apunta a Newtral.es que “los casos declarados en España solo fueron los de paralíticos, los cuales se estiman en el 2% del total”. 

La respuesta de la dictadura

“El régimen franquista tardó en admitir la situación epidémica de la polio. No reconoció que era un problema para España hasta 1958”, remarca Porras Gallo. La experta destaca que esto provocó que la adopción de las medidas contra la enfermedad, incluida la vacunación, “se demorara varios años y, frecuentemente, quedara limitada al papel, sin llegar aplicarse”. 

Cabe destacar que, los años de mayor afectación de la polio en España coincidieron con el periodo en el que el país luchaba por integrarse en la comunidad internacional tras años de aislamiento provocados por su colaboración con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. “En 1951 España entra en la FAO, la UNESCO y la OMS; y a partir de 1955 se convierte en miembro permanente de las Naciones Unidas”, concreta Caballero.

Por un lado, la tardanza en el reconocimiento de la gravedad de la epidemia provocó que el régimen franquista no comprara la vacuna de Salk tan pronto como estuvo disponible. “Cuando lo hizo, adquirió pequeñas cantidades. Además, no administró el fármaco gratuitamente y hubo dificultades para que llegara a toda la población”, Porras Gallo. 

Por otro lado, Caballero apunta a los “conflictos internos” del Gobierno franquista como motivo del retraso en la administración de la vacuna oral de Sabin. “Algunos doctores cercanos a la Falange rechazaban este fármaco por considerarlo comunista, ya que se había empezado a aplicar en la URSS”, coincide Porras Gallo.

El catedrático de Historia de la Farmacia, Antonio González, de la Universidad Complutense de Madrid matiza estas afirmaciones y remarca a Newtral.es que “se hizo lo que se pudo con lo que se tuvo”. “Los tiempos no eran los mismos. Fue un problema de organización más que de limitar el gasto”, defiende.

La campaña de vacunación de la polio y el tratamiento

Caballero apunta que la inmunización en España no podía considerarse una “campaña de vacunación masiva” en los primeros años, ya que “en buena medida ésta se había limitado a la iniciativa privada”. “A nivel público solo llegó a centros de huérfanos, hogares infantiles y grandes empresas a través del Seguro Obligatorio de Enfermedad”, añade.

“La vacuna oral fue una campaña publicitaria enorme para el régimen”, afirma González, quien recuerda como en los Nodos “aparecían enfermeras dando a los niños con un terroncito de azúcar con unas gotitas de la medicación”. “Es verdad que esos sistemas de dosificación son muy inexactos, pero son los que había en ese momento”, señala.

González lamenta que, al no ser inyectable, “parecía que todo el mundo podía poner la vacuna de la polio”. “Con el ánimo de generalizar el uso puede ser que las condiciones de su aplicación no fueran del todo adecuadas o no se respetara ciertas condiciones de uso, como la cadena del frío”, estima.

“Pasada esta primera campaña nacional de vacunación, con gran despliegue de propaganda por parte del régimen, disminuyeron los recursos empleados”, indica Porras Gallo a Newtral.es. 

Así mismo, el tratamiento de los casos de parálisis aguda también fue deficiente, explica la doctora. “Además de la hospitalización, se debía combinar el tratamiento sintomático con la acción de los fisioterapeutas. Pero nuestro país no tenía estos profesionales, que se fueron formando sobre la marcha”, asevera.

¿Qué es la polio o poliomielitis?

La poliomielitis es “una enfermedad producida por el poliovirus, que se transmite de manera fecal-oral”, explica Porras Gallo. Hoy en día, su transmisión solo es endémica en Afganistán, Nigeria y Pakistán, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La experta señala que la polio puede manifestarse, en su forma más leve, en un proceso similar al catarro, mientras que en los casos más graves puede llegar a causar parálisis muscular de los miembros, en el caso de que el virus se instale en las astas anteriores de la médula espinal. 

En el caso de la parálisis, esta puede afectar tanto a los miembros superiores como a los inferiores, pero también a los músculos respiratorios. “Estas formas paralíticas precisaban de un largo tratamiento quirúrgico y de rehabilitación durante meses y años, llegando incluso a causar la muerte”, apunta Porras Gallo. 

El Síndrome Postpolio

La doctora añade que, en el caso de no fallecer, los enfermos de polio desarrollaban “importantes secuelas, que les obligaban a utilizar muletas y sillas de ruedas”. “La enfermedad condicionaba la vida de las personas desde el momento en el que la contraían y para el resto de su vida”, subraya.

Muchos de los que enfermaron durante el franquismo eran todavía niños, ya que “carecían de inmunidad frente a la enfermedad”, según apunta Porras Gallo. Ahora, muchos de ellos sufren, además de las secuelas de la enfermedad, el Síndrome Postpolio. “Supone un deterioro importante de su salud”, concreta la doctora.

Pese a ello, González considera que “pedir una reparación para estas personas es como pedirla para aquellos que pasaron hambre durante la posguerra”. “Tristemente fue una situación muy crítica. Murieron muchas personas por circunstancias tan duras tras la guerra civil, pero fue una situación global”, argumenta. 


Fuentes

https://www.newtral.es/polio-ley-de-memoria-democratica/20210912/

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