Este es uno de los libros que más me han fascinado e im-presionado de
cuantos he leído en los últimos tiempos. Es un relato valiente y
sobrecogedor, sobre todo por el hecho de que sale de la pluma de una
hermosa muchacha que poco a poco advierte cómo se van truncando sus
maravillosos sueños juveniles pero continúa luchando con estremecedor
coraje intentando mantener intacta toda su fe y todas sus esperanzas. Yo
ya estaría vencido, pero María continúa adelante, sonríe, incluso en
ocasiones bromea sobre sí misma sentándose a escribir un nuevo capitulo
que te va convirtiendo poco a poco en un enano sin aliento frente a la
arrolladora personalidad de una criatura que se atreve a mirar a los
ojos a un monstruo cuya sola mención nos obliga a ocultarnos en la mas
profunda de las cuevas. En estas páginas conviven una niña soñadora, una
muchacha asustada y una adulta golpeada pero nunca vencida, y la
lectura de ese viaje, corto en el tiempo, largo en su amargo recorrido,
es como la contemplación de un documental rodado en cámara ultra rápida
en el que se observa cómo de la tierra surge un tallo que en cuestión de
minutos se transforma en planta, nacen las flores y crecen los frutos.
Alberto Vázquez-Figueroa
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