El próximo 14 de julio se aprobará, probablemente, la ley de memoria democrática.
Se trata de una ley muy importante para reparar las atrocidades de los 40 años de franquismo en España.
Su tramitación no ha sido fácil, máxime si tenemos en cuenta el espectro político del Congreso.
Pero no podemos quedarnos en el debate respecto a la oportunidad o no, ni si es necesaria una reparación a las víctimas de esa dictadura. La ley contempla “pequeños” artículos de vital importancia.
No todas las víctimas del franquismo son de carácter político. Algunos fuimos víctimas de la “premeditada y voluntaria negación” de una terrible epidemia, que acabó con la vida de miles de niños y niñas, y que provocó secuelas permanentes en los supervivientes. Estamos hablando de las personas que padecieron Polio. Personas que, aún hoy, son desconsideradas en los tratamientos, a los que no se les reconoce los tratamientos médicos necesarios.
El gobierno franquista negó, sistemáticamente la epidemia de polio. Esto es una evidencia histórica, científica y sociológica.
Esta Ley reconoce a las personas supervivientes de la Polio, como víctimas del franquismo.
Como es fácil de entender, las personas que sufrimos esa enfermedad esperamos, como un hecho de justicia histórica, que se apruebe la Ley.
Aunque no se reconozca, las personas con Polio hemos sido los autores de la transformación de nuestro país, sin medios, sin difusión, con lucha y sacrificio.
La aprobación de la Ley no supone ni el primer paso, ni el último, en la lucha de las personas con secuelas de Polio. Es un paso más.
Es triste pensar que si hubiéramos nacido en otro país, posiblemente no tendríamos estas secuelas. Es triste pensar en la defensa, de algunos sectores, de esta forma de entender la historia.
Tan sólo, desear que no pase como en otras leyes, que se incumplen sistemáticamente, con total impunidad.
Alberto Castro Belmonte
No hay comentarios:
Publicar un comentario