Los agentes de la Policía Local de Badajoz han denunciado a un conductor
de 51 años que fue sorprendido el martes por la tarde en la avenida
Felipe Trigo de Suerte de Saavedra cuando conducía un coche en el que
llevaba a la vista una tarjeta que permite estacionar en las plazas
reservadas a personas con movilidad reducida.
El Volkswagen en el que viajaba fue detectado en un control rutinario
del Cuerpo Nacional de Policía y rápidamente dieron el aviso a la
Policía Local, que se desplazó a la zona para comprobar si el
automovilista, que no sufre ninguna discapacidad física, hacía un uso correcto de la autorización.
Al ser preguntado, el infractor explicó que la tarjeta pertenecía a
una tía suya que sufre una discapacitada. También confesó que había
confeccionado otras cuatro tarjetas realizando fotocopias «por si en
algunos momentos le hacían falta las mismas».
Estos hechos han sido puestos en conocimiento del Gabinete Técnico del Ayuntamiento de Badajoz para que se analice si el conductor ha incurrido en un delito de falsificación de documento público.
Pena de cárcel
El delito del que se le podría acusar queda recogido en el artículo 392
del Código Penal, donde se contempla una pena de prisión de seis meses a
tres años y multa de seis a doce meses para la persona particular que
simule un documento público de manera que induzca al error sobre su
autenticidad.
La intervención de la Policía Local ha causado sorpresa en la Federación
de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la
Provincia de Badajoz (Cocemfe), desde donde se recuerda que la actual
concesión de tarjetas de estacionamiento para personas con movilidad
reducida es mejorable
El presidente de este colectivo, Jesús Gumiel, dijo ayer que los
actuales documentos son fácilmente falsificables, por lo que sería
necesario que incluyeran un holograma que impidiera la realización de
copias caseras.
Desde Cocemfe se propone también que la concesión de estos documentos
exija la presentación de un certificado expedido por los Cadex (Centros
de Atención a la Discapacidad de Extremadura) y que se hagan revisiones
periódicas para evitar que las tarjetas sigan en uso cuando sus
legítimos propietarios han fallecido. «Quien aparca en una plaza para
discapacitados sin necesitarlo debe saber que está privando de esa
posibilidad a quienes realmente lo necesitan».
En el caso de Badajoz, los servicios médicos del Ayuntamiento ya valoran
al solicitante, algo que no ocurre en otras localidades.
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