- Lo denuncia la arquitecta Berta Brusllovsky, que ha intervenido en la
redacción de guías sobre accesibilidad cognitiva. La arquitecta Berta
Brusilovsky, que ha colaborado en la redacción de varias guías sobre
accesibilidad, considera que los edificios y los espacios han dejado
desde hace tiempo de “hablar a las personas”, para bien y para mal, y
que se han convertido, en general, en lugares diseñados con un sentido
muy práctico, pero no siempre amable o amigable para los ciudadanos.
“Las
personas se identifican con los espacios en función de lo que
encuentran en ellos”, explicó a Servimedia Brusilovsky, quien lamentó
que lugares como los hospitales tengan ahora un diseño muy funcional
para el personal que trabaja en ellos, pero muy poco amable para los
enfermos.
A su entender, los hospitales deberían amortiguar el
efecto negativo que producen en los pacientes sus largos pasillos con
puertas de diferentes colores indicativos de usos distintos, y tener,
por ejemplo, zonas ajardinadas, espacios para que puedan jugar los niños
y salas que permitan llorar con tranquilidad a quienes lo deseen.
Las
salas de espera de los más pequeños, prosiguió, podrían construirse en
forma de casita de muñecas, en lugar de ser un espacio cuadrado o
rectangular con sillas y juguetes sin más, para hablar a su público.
Y
es que, apuntó, antes los espacios hablaban a través de sus
dimensiones, relaciones, conexiones, colores y a través de su
decoración, pero lo hacían “para bien y para mal”, ya que generalmente
los edificios que albergaban a personas importantes eran solo para esas
personas, algo que en la actualidad no es ya siempre así.
En opinión
de esta experta, que los espacios y edificios “hablen a las personas”
es algo positivo y útil para todos, pero especialmente para quienes
tienen problemas de orientación, que necesitan que todos los espacios
estén perfectamente organizados, relacionados entre sí, y que sus
dimensiones respondan a su importancia.
Pero sobre todo, incidió, que
hablen de forma tan clara que en la puerta no sea necesario escribir la
palabra ‘Entrada’, porque sea evidente que es ese y no otro el lugar de
acceso al edificio, que puede contar también, “si no hay más remedio”,
con paneles indicativos, pero con colores, que ayudan mucho al público
con problemas de orientación.
El problema, señaló la especialista, es
que todo esto no aparece muy reflejado en las facultades de
Arquitectura, que carecen, casi todas ellas, de asignaturas sobre
accesibilidad, aunque sí sea posible estudiarlas en cursos de posgrado.
Y
eso que Brusilovsky está convencida de que “la accesibilidad no debería
ser una asignatura, sino la base de la creación funcional estética y
ética, porque es un derecho para las personas con problemas físicos,
psíquicos, sensoriales y cognitivos, pero también para todos”.
Sea
como fuere, concluyó, la accesibilidad no es algo que los técnicos
practiquen, aunque sí es cierto que hay edificios que se construyen ya
teniendo en cuenta estas premisas, que mejoran la calidad de vida de
todos los ciudadanos.
http://www.teinteresa.es/espana/EDIFICIOS-HABLAN-PERSONAS_0_1573042699.htmlhttp://www.teinteresa.es/espana/EDIFICIOS-HABLAN-PERSONAS_0_1573042699.html
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