«Hay gente que no sale de su casa porque no tienen algo básico como un ascensor»
Hay muchas personas para las que su vivienda se
convierte en una cárcel, un lugar del que no pueden salir por culpa de
que las infraestructuras no están adaptadas a sus necesidades motrices. Y
cambiar esta situación es, a menudo, demasiado costoso. A esto hay que
sumarle que aunque puede que por ahora no lo necesite, el paso del
tiempo no rejuvenece a nadie. Este es el punto de partida en el que se
basaron los creadores de Outra Forma de Vivenda, un colectivo que
pretende «crear un proyecto piloto de viviendas accesibles, sostenibles y
comunitarias en A Coruña en forma de cooperativa», explica Olga Burque,
una de las impulsoras de esta iniciativa.
-¿Cómo surgió la idea de poner en marcha esta iniciativa?
-Un accidente, como el que le puede pasar a cualquier
persona, le causó a mi madre una lesión medular y la correspondiente
paraplejia. A partir de ahí nos cambió a toda la familia el
planteamiento que teníamos del mundo. Tuvimos que ponernos a buscar un
lugar donde pudiera vivir y fue algo muy complejo, porque no tenía una
vivienda en propiedad y era dificilísimo encontrar un piso de alquiler
que te permitiera realizar unos acondicionamientos mínimos para dotarlo
de accesibilidad. Y a eso hay que sumarle el personal de apoyo. Al
final, aparte de la complejidad, se ponía todo en unos precios
desorbitados. Tener una vivienda adaptada no puede ser un lujo, es una
necesidad. Al final tuvo que decidir ir a una residencia de mayores
teniendo solo 61 años. Y no era exactamente lo que queríamos. A partir
de ahí fue cuando nos empezamos a plantear que podía hacerse de otra
manera, compartiendo recursos.
-¿Y por qué han optado por el formato de cooperativa?
-Para evitar intermediarios y promotores, de modo que
sean los propietarios los que tomen todas las decisiones y evitar así
la especulación, y conseguir que cada vivienda se adapte a las
necesidades de cada uno.
-¿Quienes están detrás de Outra Forma de Vivenda?
-Estamos involucrados arquitectos, terapeutas
ocupacionales, psicólogos, trabajadores sociales... Pero, sobre todo, lo
que nos define es este interés común y esta conciencia de necesidad y
de querer cambiar el modo en que se hacen las cosas. El grupo no para de
crecer a través de las reuniones y presentaciones que hacemos
mensualmente, donde se acercan personas que quieren ser los futuros
residentes de este tipo de viviendas. La próxima tendrá lugar el 25 de
enero en el Ágora.
-¿Cuál es el perfil del usuario que se acerca a ustedes?
-Es verdad que esto de buenas a primeras
puede sonar a que está dirigido exclusivamente a un tipo de colectivo en
concreto, a gente con movilidad reducida. Pero la idea es que se forme
un grupo de gente heterogéneo. Cualquiera puede vivir en una de estas
casas. El concepto de accesibilidad debe plantearse para cualquier
persona. Todos envejecemos. Al final una vivienda accesible es una
necesidad para cualquiera.
-¿No cubre la legislación actual esas medidas de accesibilidad?
-Observa ciertas medidas, pero las viviendas antiguas
no cumplen con esos criterios. Lo que queremos es buscar una
accesibilidad universal que cumpla con las necesidades de cualquiera,
sean estas cuales sean. Hay mucha gente que termina por no salir de casa
por culpa de una incapacidad sobrevenida, por un accidente o por la
propia edad. Se encuentran con que su vivienda no tiene algo tan básico
como el ascensor y eso les termina privando de salir a la calle.
-¿Apuestan por levantar nuevas viviendas o reformar las antiguas?
-No estamos cerrados a nada, tanto vivienda nueva
como reforma de usada. Eso dependerá de muchos factores, entre ellos la
posible colaboración del Ayuntamiento, si podremos disponer de un
espacio, de un terreno o un edificio a rehabilitar. Dependerá de las
oportunidades que vayamos encontrando y de las propias necesidades de
las personas.
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