En esta composición, acertada como siempre, de nuestro compañero Andoni Moreno Santurce Accesible viene reflejada la verdadera situación de un usuario de silla de ruedas, u otras discapacidades, en nuestras ciudades.
Caras que miran para otro lado cuando no puedes subir a un autobús o no puedes entrar en una tienda; espectadores de piedra que presencian situaciones de discriminación asimiladas con total normalidad; cuánto mucho alguien que quiere ayudarte a pasar el trance momentáneo de salvar una barrera pero que no sería capaz de involucrarse más allá en la causa; espíritus paternalistas que muchas veces son para "sentirse bien" y cumplir con la buena acción de día. Aquel -aquellos- que vulneran tus derechos aunque "solo ha sido un minuto".
Las barreras en nuestras ciudades son una lacra social que nadie se da cuenta. Ni siquiera nosotros mismos. No somos conscientes de que con barreras se están vulnerando todos los otros derechos que se nos tienen reconocidos como personas. Las barreras nos impiden la educación, la salud, el ocio, la cultura... la vida en definitiva.
Los "silleros" estamos condenados a tener que ir por medio de las calles por falta de accesibilidad en las aceras. ¡Y se ve normal¡. A los "silleros" nos venden en la calle, nos atienden en las terrazas... y tenemos que ir ya meados de casa. Los "silleros" somos esos por los que los niños preguntan a su papá "porque estamos así", esos "raros" que no podemos comprar solos, porque no "podemos entrar", esos que vamos mendigando accesibilidad, normalidad y que se cumpla la ley.
Y mientras tú giras la cabeza, te tapas los oídos o te haces el sueco cuando lees esto.
Y mientras tú, que gobiernas nuestras vidas, dices eso que tan bién se te dá: bla, bla, bla.
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