Así es el trabajo de una asistenta sexual, que ayuda a un discapacitado a darse placer
Antonio sufre una minusvalía y, como toda persona, tiene derecho a darse
placer. Como no puede hacerlo por sí mismo, ha contratado a una
asistente sexual que le ayuda a mover sus manos para poder masturbarse.
Eva cobra 50 euros la hora y, alejada de todo tipo de prejuicios, siente
que con su trabajo consigue “ayudar a las personas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario