- Se estima que la polio dejó en España entre cien mil y trescientos mil afectados, con al menos dos mil de niños muertos.
- ARMH: "La dictadura franquista compró las primeras vacunas contra la polio en el año 1955 pero no vacunaba a los hijos de los rojos. España entonces era un apartheid".
- "Nosotros también somos víctimas de una pandemia": piden una investigación para el síndrome postpolio, que empiezan a padecer los afectados a partir de los 50 años aproximadamente.
- Reclaman órtesis, férulas, muletas y sillas sin límites, así como las sesiones de fisioterapia que necesiten, ya que, según la portavoz de la plataforma Niñ@s de la Polio, Rosa Hernanz, solo les dan cincuenta al año cuando las requieren prácticamente a diario.
Los supervivientes de la polio han mostrado su indignación por la situación que padecen desde hace décadas sin que «nadie les escuche» a pesar de que, como ellos aseguran, también son «víctimas de una pandemia», y por eso han pedido al Ejecutivo que atienda sus reivindicaciones.
Según ha relatado la portavoz de la plataforma Niñ@s de la Polio, Rosa Hernanz, varios miembros de esta agrupación se «encerraron» el pasado 29 de julio en el edificio que alberga el Ministerio de Sanidad y la vicepresidencia de Derechos Sociales con el fin de que algún representante del Ejecutivo les atendiera.
Y así fue, tal y como cuenta Hernanz, ya que el jefe de Gabinete de Pablo Iglesias, Julio Rodríguez, les emplazó a una reunión el 31 de julio, a la que también acudió, entre otros, la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, y en la que los afectados de la polio expusieron sus reivindicaciones.
Entre ellas, se encuentra la de la creación de un censo de afectados por esta enfermedad y el reconocimiento y resarcimiento de lo que «les hicieron y la vida que han tenido que llevar», ya que a pesar de que la vacuna de la polio estaba disponible desde 1955, en España no se comenzó a administrar de forma masiva hasta 1963.
«Desde entonces nadie nos ha hecho caso, hablan, hablan y hablan pero nadie hace nada», lamenta la portavoz de la plataforma.
La plataforma estima que hay cerca de 35.000 personas que padecen los efectos de la polio pero quieren saber la cifra real.
«Nosotros también somos víctimas de una pandemia», ha asegurado Hernanz, que pide investigación para el síndrome postpolio, que empiezan a padecer los afectados a partir de los 50 años aproximadamente.
Además, reclaman órtesis, férulas, muletas y sillas sin límites, así como las sesiones de fisioterapia que necesiten, ya que según Hernanz, solo les dan 50 al año cuando las requieren prácticamente a diario.
Pensiones «dignas» para los afectados que no han podido trabajar es otra de las reivindicaciones de esta plataforma, a la que los representantes del Ejecutivo les han emplazado en septiembre para continuar el diálogo.
Carmen Umbón, víctima de la polio: «el Gobierno franquista del momento nunca dio instrucciones ni adoptó medidas para proteger a la población de aquella terrible epidemia»
En un artículo escrito durante el confinamiento, el 10 de abril, Carmen Umbón relató en primera persona su experiencia como enferma de la polio: «Este no es mi primer confinamiento. Hace cerca de 70 años estuve tres meses encerrada en casa para evitar la polio, que ya había contagiado a varias niñas de mi entorno. Fueron mis padres quienes decidieron aislarme porque el Gobierno franquista del momento nunca dio instrucciones ni adoptó medidas para proteger a la población de aquella terrible epidemia. A la falta de información oficial se sumó la precariedad médica de la época, la mala alimentación que el país había soportado desde la guerra y la ignorancia de la gente sobre unos males que se consideraban inevitables. Un castigo de Dios.
La poliomielitis atacaba sobre todo a menores de entre 6 meses y 10 años. Por encima de esa edad también había casos, pero menos. El virus causaba la muerte pero, sobre todo, parálisis en las extremidades. Hasta 1958, casi una década después de que la enfermedad hubiera empezado a hacer estragos en España, el régimen no la reconoció como un problema de salud pública» […]
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