Escrito por
María José Ramos Mesa
Somos las personas supervivientes de otro virus letal que mató a más de 2000 niños y niñas entre los años 1955 y 1963 en España y que nos dejó a los que sobrevivimos con una infancia marcada por terribles y dolorosas intervenciones, prolongadas estancias en hospitales e instituciones, alejadas de nuestras familias y grandes limitaciones de movilidad para siempre. Limitaciones que se han agravado aún más con la aparición del Síndrome Postpolio presente ya desde hace tiempo en muchos de nosotros.Y todo ello ocurrió mientras el gobierno de la Dictadura franquista negaba la existencia de la pandemia y nos llamaba " niños enfermizos".
En 1958 la Dirección General de Sanidad empieza a vacunar sin publicidad alguna a 200.000 niños y niñas a través del llamado Auxilio Social o por la iniciativa de particulares y grandes empresas que vacunaron a los hijos de sus empleados y los de las familias más cercanas al Régimen. Nunca fueron campañas para toda la población infantil ni tuvieron una continuidad .
Detrás de esta mala praxis del gobierno dictatorial conocemos también que existieron luchas de poder internas.
La implantación de la vacuna enfrentó al Seguro Obligatorio de Empleados (SEO) dominado por la Falange con la Dirección General de Sanidad gestionada por sectores militares católicos. Ambos pugnaban por el control de la Sanidad y cada uno de ellos apostaba por un tipo de vacuna diferente: la inyectable del doctor Salk y la oral del doctor Albert Bruce Sabin.
Esta negligencia sanitaria que se cometió con nosotros está perfectamente recogida y documentada en el magnífico trabajo realizado por el doctor y profesor de la Universidad de Salamanca, D. Juan Antonio Rodríguez Sánchez en su libro titulado : RESPONSABILIDADES NO ASUMIDAS. La poliomielitis en España ( 1954- 1967)
Estimamos , aunque no existe en la actualidad ningún censo oficial, que somos 30.000 afectados en toda España y observamos atónitos y una vez más cómo ningún gobierno democrático se ha preocupado a lo largo de estos 40 años de nuestra situación.
Estos rostros y estos rastros han contribuido al engrandecimiento y el desarrollo democrático de este país a pesar de todos los obstáculos para nuestra inclusión laboral y de todas las barreras en el desarrollo de nuestra cotidianidad.
Por todo ello, reivindicamos y exigimos que nuestro colectivo esté presente en la Ley de Memoria Democrática porque aunque no fuimos perseguidos por ideas políticas, sí fuimos víctimas de un problema político del régimen de entonces y de una cruel negligencia sanitaria, pues mientras el resto de Europa vacunaba, España negaba la epidemia.
No. La polio no fue ni de lejos una cuestión de mala suerte.
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