sábado, 27 de octubre de 2018

«Tengo que preguntar en cada pueblo si puedo aparcar o si tengo que pagar»

Jorge Bueno, a punto de subirse a su coche en Irun, en zona de aparcamiento exclusivo para discapacitados. / F. DE LA HERA

El Ararteko recomienda a los ayuntamientos que adecúen sus ordenanzas sobre el sistema de estacionamiento en OTA para discapacitados

 

Dos personas con discapacidad se encuentran en el barrio donostiarra de Gros tras aparcar sus respectivos vehículos en zona OTA. Una de ellas, residente en San Sebastián, acude al ambulatorio. La otra, de Irun, simplemente pretende dar una vuelta. Esta última pregunta al vecino local: «¿Tengo que pagar ticket aquí?». El donostiarra contesta. «Sí, pero tienes una Tarifa 2 por ser persona de movilidad reducida, para que puedas aparcar más tiempo». El irundarra confiesa que «pregunto porque en mi municipio no pago» y agradece a su interlocutor las indicaciones.

El caso, cuyo protagonista prefiere no revelar su identidad, sucedió ayer, coincidiendo con la recomendación general publicada por el Ararteko para que los ayuntamientos unifiquen su criterio a la hora de garantizar a los discapacitados sus derechos como propietarios de la tarjeta de estacionamiento en zonas OTA. El defensor del pueblo insta concretamente a los gobiernos municipales a que, «sin más demora, adecúen las ordenanzas sobre el sistema de estacionamiento limitado a la normativa que regula la tarjeta de estacionamiento para personas con discapacidad, reconociendo los derechos de sus titulares a aparcar en las zonas de estacionamiento limitado el vehículo en el que se desplazan por el tiempo necesario y a que se les aplique la regulación municipal que sea más favorable».

El problema no se reduce a lo justa o injusta que puede resultar la normativa, sino a las diferencias que, en la práctica, se generan en distintos municipios, de manera que las personas discapacitadas sienten «inseguridad jurídica e incertidumbre sobre cuál es el régimen que aplica cada municipio y sobre las normas a las que deben atenerse en cada uno de ellos», concluye el Ararteko.

Lo rubrica Jorge Bueno, deportista adaptado de Slalom. A diferencia de lo que comentaba su vecino durante su visita ayer a Gros, este irundarra señala que en su localidad «si no tengo sitio en la zona exclusiva para discapacitados, tengo que sacarme el mismo ticket que todo el mundo en zona OTA para que no me pongan multa».


No obstante, no es esta situación la que más le incomoda, sino el desconocimiento de lo que se debe hacer en otros municipios y la descoordinación entre ordenanzas. «Tengo que andar preguntando al guardia municipal de turno para saber si puedo aparcar en un sitio u otro, pagando o sin pagar. Debería ser en todas partes igual». Sin embargo, cuenta que «en unos lugares, como Donostia, está la llamada Tarifa 2; en otros, como en Hondarribia, no hace falta sacar ticket. Hay sitios donde no pagas solo si tienes tarjeta de ese municipio... hay de todo».

La recomendación general llega después de que varios titulares de la tarjeta de estacionamiento para personas con discapacidad hayan presentado quejas al Ararteko -tras manifestar antes, en la mayoría de casos, el malestar en el ayuntamiento correspondiente-, denunciando que las ordenanzas municipales no se han adecuado a las normas de la actual regulación.

El real decreto que recoge la reglamentación sobre la cuestión reconoce a las personas discapacitadas «el derecho a estacionar el vehículo en el que se desplazan, tanto si lo conducen como si no lo conducen, por el tiempo necesario en las zonas de aparcamiento de tiempo limitado, de forma gratuita». Matiza, eso sí, que pueden seguir aplicándose tarifas de estacionamiento limitado «siempre que el municipio de que se trate disponga del número mínimo de plazas de estacionamiento reservadas que se exige legalmente», una por cada cuarenta plazas convencionales.

Según advierte el Ararteko, esta regulación no se ha traducido en ordenanzas claras y uniformes, de manera que varios reclamantes han tenido «dificultades para conocer con certeza cuál es el régimen que se aplica en cada municipio, ante la diversidad y falta de claridad de los establecidos».

Versiones contradictorias

Algunas de las quejas formuladas a la institución que dirige Manuel Lezertua provienen de asociados de Elkartu, federación guipuzcoana de discapacitados. Su presidente, Mikel Malkorra, incide en que «nos encontramos con criterios diferentes en cada pueblo que nos obligan a conocer la ordenanza de cada lugar. Como es imposible, andamos preguntando a municipales o agentes de la OTA». Cuenta que lo más frecuente es que «nos venga gente de Donostia a la que le han puesto multa en otro municipio, y personas que llegan a la capital guipuzcoana de otro sitio a la que le ponen multa en Donostia».

Hay que ver si será complejo el tema que el Ararteko describe, tras su proceso de investigación, que «en algún municipio la información sobre este derecho -refiriéndose al estacionamiento de personas con discapacidad- que proporcionan el Ayuntamiento, la empresa que gestiona el servicio de la OTA y los vigilantes es contradictoria» y, además, «se aparta de la normativa vigente». El Ararteko indica que «no todos los ayuntamientos consultados han respondido» a su solicitud y que, los que sí lo han hecho, «nada expresan acerca de las instrucciones que han impartido a los vigilantes y tampoco informan sobre sus previsiones de adecuación de la normativa a la nueva regulación». Cita la excepción de Irun, que «ha previsto modificar la ordenanza reguladora de la tarjeta y de las reservas especieales de estacionamiento para personas con discapacidad, para fijar en 60 minutos el tiempo mínimo necesario durante el que permitirá estacionar».

Con todo, Mikel Malkorra considera que no sería bueno centrar el debate en el estacionamiento en zona OTA y pide actuar sobre otros frentes. Para empezar, asegura que «el porcentaje de plazas exclusivas para discapacitados no se respeta en la mayoría de sitios». «Si solo hay dos o tres junto a mi ambulatorio, no tengo otro remedio que ir a zona OTA», le secunda Jorge Bueno.

En este punto llegan a la cuestión clave: «La mala utilización de la tarjeta de discapacitado, usada por amigos, familiares y conocidos sin el debido control», censura Malkorra. «Hay algún aparcamiento donde se deja el coche dos meses, y debería ser algo más rotatorio», apuntala Bueno a propósito de la vigilancia. El presidente de Elkartu aboga asimismo por «recurrir a la tecnología para saber qué plazas están libres, dónde e incluso poder reservarlas».

https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/preguntar-pueblo-puedo-20181026001947-ntvo.html?fbclid=IwAR2Y2WaafyTCUu6umx96xcGkpdTcq5PCMZWf1kzqC9btT_tjllRg3tCIZfw

2 comentarios:

  1. Estuve viviendo 4años en Granada y allí me pusieron la única multa de aparcamiento de mi vida, ya que se paga la zona azul. Venía de Barcelona y ni idea de esas diferencias. Después fui a vivir a la provincia de Madrid, concretamente Alcobendas y allí tampoco se paga la zona azul. Debo aclarar que cuando trabajas y vives en distintas comunidades, lo tienes crudo si no te informas antes, aunque la multa de la zona azul de Granada n7nca me la pasaron a cobrar ni me la reclamaron (les daría vergüenza?)

    ResponderEliminar
  2. Gracias por compartir tu experiencia Matilde

    ResponderEliminar

Asociaciones amigas